Reforma Financiera: el saqueo al pueblo de México

Por Emmanuel Ameth

El gobierno del presidente de México Enrique Peña Nieto con el aval de las fracciones políticas del Congreso institucionalizó el atraco de la banca al pueblo de México mediante la Reforma Financiera recién entrada en vigor el pasado 9 de enero. Dicho sector, que cobra las tasas de interés más costosas del mundo y cuyas representaciones son las que generan mayores utilidades para sus respectivos grupos, contará ahora con instrumentos que violentan garantías universales como la presunción de la inocencia y derecho a la libertad así como de la legítima defensa ante un juzgado para el desahogo de pruebas.
Como señala el investigador en Derecho Hugo Morales Valdés, el arraigo de pronas y el secuestro de bienes antes de ser notificado contradicen al menos tres garantías fundamentales en México: la libertad de tránsito, la imposibilidad de privar de la libertad y movimiento a una preso por deudas civiles o mercantiles, y el derecho a ser oído y vencido en juicio antes de ser molestado o privado en sus bienes o persona.
Por si fuera poco la Reforma Financiera también comprende que los arraigos de personas y secuestros preventivos de bienes sean una regla general en caso de que los bienes que tiene el posible demandado sean de fácil cambio antes de iniciar el juicio y sin tener expediente judicial en trámite. Cabe señalar que para acreditar el arraigo de un individuo será suficiente el dicho de dos personas que consideren posible el que el demandado no cumpla con sus obligaciones, no limitando al demandante de participar, es decir, que basta un cobrador y su supervisor para privar a un deudor de su libertad de tránsito.
Y todo ello para que la banca gane más en su lucrativo negocio.
El multimillonario negocio mexicano
No sólo México cuenta con las tasa de interés más altas del mundo para la colocación de sus financiamientos como bien revelara el hoy ombudsman de los usuarios de servicios financieros Mario Di Constanzo, sino que este abuso sucede solamente en las tasas activas –cobradas por créditos- mientras que en el caso de las pasivas –pagadas a inversores- esta es ínfima. A continuación se muestra que la diferencia entre ambas solamente es superada por Brasil:
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Por ello no sorprende que Citigroup encuentre en Banamex –su filial en México- el 38% de sus utilidades globales aunque este sólo represente el 3% de su infraestructura. BBVA Bancomer –el segundo en participaciones del mercado mexicano luego de Banamex- genera también el 31% de las utilidades totales que produce su grupo en el mundo. Santander México es la segunda en utilidades para su grupo.
Como puede apreciarse en el siguiente gráfico y de acuerdo con la información del banco central mexicano (Banxico) la banca comercial ha tenido una tasa de incremento anual en sus montos totales de financiamiento del 8% durante la última década a la vez que la cartera vencida observa un decrecimiento del -13% anual durante el mismo periodo. Las condiciones no podrían ser más favorables sobre todo cuando la banca viene de un rescate financiero mexicano en cuyas condiciones no se le obligó a pagar el préstamo recibido a la iniciativa privada y este pasó a ser parte de una deuda pública, tratando la información sobre los mayores morosos de manera discrecional dada la corrupción que impera en dicha nación.
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El Índice de Capitalización es 55% superior al mínimo requerido por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea. La banca no puede ser más ‘sana’ para los dueños de estas empresas aunque ello sea a costa del pueblo mexicano. Aún así, el Congreso mexicano consideró que necesitan de mayores garantías para poder mejorar tanto las condiciones crediticias como el acceso a los financiamientos: un argumento absurdo para justificar un mayor abuso.
Por si fuera poco, la banca de segundo piso (Nacional Financiera) brinda garantías que en este momento ascienden a 115 mil millones de pesos para los créditos que coloca la banca, esto es, que el gobierno mexicano se ofrece a pagar a la banca comercial el 80% de una cartera vencida que sea 48% superior a la actual.
La promesa del crecimiento que no llegará
Tal como dicta la economía capitalista neoliberal, los beneficios deben aprovecharse al máximo y acumularse en unas pocas manos, pues para dicha doctrina el concepto de distribución –y de responsabilidad- simplemente no existe. Los supuestos bajo los cuales la economía mexicana crecerá por efecto de la Reforma Financiera también son erróneos.
De acuerdo con el ministro de Hacienda Luis Videgaray, el mercado en su autoregulación mejorará las condiciones crediticias comenzando por el acceso y las tasas de interés. Como se demostró en el apartado del El multimillonario negocio mexicano, aún con las mejores condiciones globales, la banca nunca entró en competencia, incluso se puede inferir que pactaron mantener un tope mínimo en las tasas –porque no han bajado- a pesar de las utilidades obtenidas. Su participación dominante en el mercado es tal que no existe entidad alguna que cuente con los incentivos para competir porque además, como nos dice la teoría de juegos, encuentran mayores estímulos colaborando que en una guerra de precios pues como vimos, las ganancias son nada despreciables. Sobra decir que para conseguir los efectos de ‘la mano invisible’ el mercado requiere de ciertas características que deban hacerlo perfecto, concepto utópico con el que se dejó de teorizar hace unas décadas por la imposibilidad de brindar información en tiempo real a todos los integrantes del mercado y por carecer los demandantes de una libertad de movilidad que les permitiese elegir a su elección.
El supuesto de que habrá crecimiento por parte de las empresas del país –y que incluso se atreven a cuantificar- derivado de una mayor apertura de cartera es también una falacia que, encadenado al párrafo anterior debe considerar que se cuentan con las tasas de interés más costosas del mundo y ello provoca que las empresas más competitivas destinen una parte considerable de su ganancia al pago del costo de financiación y no en inversión productiva; mientras que para las que corran con menos suerte simplemente su patrimonio será embargado.
El propio Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) es enfático al señalar que se debe capitalizar e impulsar la competitividad de las empresas en lugar de fomentar su endeudamiento mediante garantías gubernamentales derivado de la afectación que conlleva a las finanzas públicas. Pero la inversión en competitividad no es negocio para la banca y por tanto para quienes mandan a la clase política mexicana siempre que fomentando dicho concepto, es posible que las empresas se capitalicen aún sin deuda.
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Una Reforma Financiera que no toque las tasas de interés es un error supremo bajo las condiciones analizadas en este artículo; pero institucionalizar dicho atraco, a costa del esclavismo del pueblo mexicano –los mexicanos son quienes más trabajan en el mundo según la OCDE- es la consecución de una obra que solamente podrían firmar los más perversos, o permitir los más ingenuos.

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